No publicaré, como es lógico, el nombre de la destinataria ni su ubicación geográfica. Sólo diré que es una joven en sus 20's, que habla español y que vive en un país de habla hispana. En este punto pienso en el escándalo Cambridge Analytica que eruptó el 17 de Marzo del corriente año.
Ese dia, The New York Times, The Guardian y The Observer denunciaron que la empresa estaba explotando la información personal de los usuarios de Facebook, adquirida por un investigador externo que afirmaba estar haciéndolo para fines académicos. La consultora está acusada de haber obtenido la información de millones de usuarios, atentando contra las políticas de uso de la red social y de haber utilizado esos datos para crear anuncios políticos durante las elecciones presidenciales de 2016 en Estados Unidos.
Esta tarde, así se lo hice saber a esta usuaria, he hurgado en el contenido de su cuenta, de su cuenta pública. Entonces me dí cuenta de lo vulnerable que somos los que conservamos que nuestra cuenta sea pública. Estamos completamente expuestos.
Hay una alternativa a esta Gran Exposición: coger la bici y salir hacia una larga expedición. Pero no, la internet-dependencia te seguirá alla adonde vayas. Entonces, qué hacer? Aparentemente hay "soluciones". Softwares y aplicaciones para proteger la privacidad de uno se expanden, pero lo mas recomendable para disfrutar de una sensación de libertad es la autocensura. Qué? Autocensura como forma de ser libre? Suena a contradicción, pero no lo es en este salvaje mundo contemporáneo en que vivimos.
Ese dia, The New York Times, The Guardian y The Observer denunciaron que la empresa estaba explotando la información personal de los usuarios de Facebook, adquirida por un investigador externo que afirmaba estar haciéndolo para fines académicos. La consultora está acusada de haber obtenido la información de millones de usuarios, atentando contra las políticas de uso de la red social y de haber utilizado esos datos para crear anuncios políticos durante las elecciones presidenciales de 2016 en Estados Unidos.
Las fotos y los videos que compartimos, los lugares adonde fuimos, las peliculas que vimos, las personas con quienes estamos o estábamos. Ahí, los libros que estamos leyendo o que leímos, los deportes que gustamos, la música, los conciertos, los hoteles, las comidas, las preguntas, las respuestas, las quimeras. Todo. Absolutamente todo. Como nunca antes.
Si no ejecutamos acciones para limitar o cubrir nuestra privacidad, un instrumento disponible en Facebook, tampoco podemos quejarnos si nos sentimos violados alguna vez. Asimismo, nuestra privacidad tambien es frágil en otras aplicaciones como nuestros correos, incluso nuestra cuenta de Banco online. Nada es seguro en Internet. Nada.
" Al igual que limpiar un armario, purgar nuestras redes sociales puede no resultar sencillo. Al fin y al cabo, nuestro pasado digital no se diferencia tanto del de la vida real "Hay una alternativa a esta Gran Exposición: coger la bici y salir hacia una larga expedición. Pero no, la internet-dependencia te seguirá alla adonde vayas. Entonces, qué hacer? Aparentemente hay "soluciones". Softwares y aplicaciones para proteger la privacidad de uno se expanden, pero lo mas recomendable para disfrutar de una sensación de libertad es la autocensura. Qué? Autocensura como forma de ser libre? Suena a contradicción, pero no lo es en este salvaje mundo contemporáneo en que vivimos.
Mientras tanto, la chica aún no me ha respondido.
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