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Levedad



Una plácida tarde de Septiembre, no tan lejos de Le Petit-Abergement, me detuve a hacer una pausa. Sin pensamientos, disfrutando de esa luminosidad transparente; ojeando las vacas pastar, los pajaros volar, las hojas de los árboles danzar con la brisa suave. Simplemente un estar verdaderamente presente donde me hallaba encontrado. Ni siquiera me percaté de mi soledad y mi silencio. Era una pausa existencial, benévola, gratificante y hoy, memorable.

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